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Hay negocios que venden productos, y otros que venden momentos. Flores el Patrón pertenece al segundo grupo. Sus entregas no son simples arreglos: son espectáculos improvisados llenos de música, confeti, sonrisas y emoción pura. Ese estilo los hizo virales y también desató un crecimiento que nadie imaginó.
De un día para otro, pasaron de recibir unos cuantos mensajes a miles. Mamás queriendo sorprender a sus hijos, parejas buscando algo especial, amigos enviando cariño a distancia. Todos escribían. Pero WhatsApp Business no pudo seguirles el ritmo.
Los límites de etiquetas, los pocos asesores conectados y los bloqueos inesperados de Meta empezaron a convertirse en un verdadero obstáculo. Cada mensaje perdido era una historia que no llegaba a contarse. Y en un negocio donde la emoción es el centro, eso afectaba.
En medio del caos, apareció Simla.com. Una herramienta que no solo resolvió los problemas técnicos, sino que les devolvió algo más valioso: la capacidad de estar presentes para cada cliente, en cada instante.
Con Simla pudieron:
- organizar miles de conversaciones sin perder ni una
- clasificar cada pedido con etiquetas ilimitadas
- conectar a todos los asesores necesarios
- enviar promociones personalizadas a toda su comunidad
- automatizar respuestas y flujos sin perder el toque humano
- manejar los picos de demanda sin miedo a que el sistema colapse
La transformación fue inmediata. La operación se volvió más estable, el equipo creció y los clientes comenzaron a recibir respuestas más rápidas y claras. Todo esto sin renunciar al corazón del negocio: crear momentos que la gente recuerda.
Hoy Flores el Patrón sigue emocionando como siempre, pero con una estructura sólida detrás. La creatividad y el espectáculo siguen siendo su esencia; la organización y la tecnología, su mejor aliado.
